
En lo profundo del Parque Nacional Sangay, oculta entre paredes rocosas y glaciares imponentes, se encuentra la Laguna Azul o Negra (Pagcha), un cuerpo de agua de color intenso y místico que pocos han tenido el privilegio de visitar. A diferencia de la famosa Laguna Amarilla, este destino es aún más remoto y salvaje, ofreciendo un verdadero reto para los aventureros que buscan una experiencia única en los Andes ecuatorianos.

RUTA DE ACCESO
El ascenso hacia la Laguna Pagcha es una travesía exigente y técnica. Se parte desde la Hacienda Releche (3.200 m / 10,498 pies), siguiendo la misma ruta hacia la Laguna Amarilla. Sin embargo, antes de llegar al Refugio Italiano, se toma un desvío hacia un sendero más empinado y escarpado que atraviesa zonas de alta montaña, laderas de roca y glaciares. Este tramo final hacia la laguna es complejo y requiere habilidades en montaña, ya que el terreno puede ser inestable y, en ciertas épocas del año, puede haber presencia de hielo y nieve. La dificultad del acceso hace que esta laguna sea mucho menos visitada, garantizando una experiencia de total aislamiento y conexión con la naturaleza.

Detalles
⏳ Tiempo promedio de ascenso: 1 día de ida / 1 día de regreso (posibilidad de hacerlo en 1 solo día con buen ritmo y condiciones favorables). 📈 Desnivel: Inicio en Hacienda Releche a 3.200 m (10,498 pies) Laguna Pagcha a 4.400 m (14,436 pies) Total de ascenso: 1.200 m (3,937 pies) 🏔️ Experiencia requerida: Trekking de alta montaña Nociones básicas de escalada o cruce de terreno rocoso Buena condición física y resistencia
Equipo requerido:
Botas de montaña impermeables
Bastones de trekking
Ropa de alta montaña (clima frío y húmedo)
Casco y cuerda (recomendado para zonas expuestas)
Tienda de campaña y saco de dormir (si se pernocta)
Alimentos y agua suficiente
¿Estás listo para descubrir este rincón oculto de los Andes?
Quienes logran llegar a la Laguna Pagcha son recompensados con un espectáculo visual impresionante: aguas profundas de un azul oscuro reflejando las cumbres de El Altar, rodeadas por un silencio abrumador y la majestuosidad de un paisaje inalterado. Es una travesía para los más intrépidos, pero sin duda, una de las más gratificantes del Ecuador.
